El fracaso de Windows 8 no es aceptable porque dejaría a Microsoft en una posición más que incómoda, débil a largo plazo en el mercado de los ordenadores.
El de los híbridos es un concepto similar al de los Tablets PC que fracasó hace algunos años.
Pero ese fracaso fue precisamente muy en parte porque la versión de Windows de entonces, aún con adaptaciones específicas para esos dispositivos, no estaba planteada para funcionar en pantallas táctiles.
Tampoco los procesadores y otros componentes de entonces estaban tan optimizados para funcionar en este tipo de ordenadores, lo que resultaba en máquinas caras, grandes, aparatosas y con muy poca autonomía.
Todo lo contrario a lo que sucede con Windows 8 y con su variante Windows RT, que está destinado precisamente a funcionar en arquitecturas con tecnología (procesadores y otros componentes) específicas para dispositivos móviles.
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